TV Pública: ¿Propaganda oficialista o servicio público? La polémica crece
Desde que Javier Milei asumió la presidencia con la promesa de transformar radicalmente los medios públicos, la TV Pública se encuentra en el centro de la polémica. Lejos de desaparecer, como se prometió inicialmente, la emisora estatal enfrenta denuncias de trabajadores que alertan sobre un uso partidario de la pantalla y la censura de voces opositoras.
¿Vaciamento o transformación?
Los trabajadores de la TV Pública, agrupados en la Asamblea de Trabajadores, han expresado su profundo malestar por lo que consideran un “uso de propaganda partidaria” de la señal estatal. La transmisión completa del acto y concierto de Javier Milei en el Movistar Arena, en plena campaña para las elecciones legislativas, encendió las alarmas. Según denuncian, la cobertura oficialista se extiende a todos los noticieros y programas de actualidad, donde solo se da voz al Gobierno y a los candidatos de La Libertad Avanza, excluyendo cualquier perspectiva opositora.
Censura y precarización laboral
La situación se agrava con las denuncias de censura y el “vaciamiento sistemático” del canal. Los trabajadores acusan al Gobierno de “estigmatizar a los medios públicos para desguazarlos”. Además, señalan que los salarios del personal permanecen congelados desde agosto de 2024, mientras que figuras afines al oficialismo, como la candidata a diputada Karen Reichardt, conducen programas en la TV Pública obteniendo rédito económico sin contribuir al canal.
“Nunca tuvimos una pantalla tan sesgada como ahora”, afirman desde la Asamblea de Trabajadores, quienes reivindican el rol social y federal de los medios públicos. “Sin medios públicos libres, plurales y diversos no hay democracia”, sentencian.
El futuro incierto de la TV Pública
Fuentes del sector confirman que la TV Pública enfrenta un fuerte recorte presupuestario, lo que agudiza la crisis. La pregunta que surge es si este proceso se trata de una transformación necesaria para modernizar los medios públicos o de una estrategia para silenciar voces críticas y convertirlos en una herramienta de propaganda gubernamental. El debate está abierto y el futuro de la TV Pública, más incierto que nunca.